
Madrid vuelve a mirar al clubbing de kilómetro cero. BASSMNT sopla cuatro velas con dos citas históricas en el corazón de la capital: Laurent Garnier (3 de octubre) y Carl Cox (25 de octubre). Dos leyendas que llevaban muchos años sin pinchar en Madrid y muchísimos más sin hacerlo en un club del centro, ahora al alcance de la mano.
El anuncio llega en la temporada más fuerte de la sala: un curso en el que BASSMNT ha culminado su reforma más ambiciosa hasta la fecha en sonido e iluminación, elevando la presión en pista y afinando la experiencia visual sin perder su ADN. No es solo una agenda potente; es un club muy cuidado, en renovación constante tanto en cartelería y artistas como en infraestructura. Ese trabajo sostenido explica por qué estos dos gigantes han elegido este formato de proximidad para celebrar el aniversario.
La visita de Laurent Garnier se lee como noche de culto. Con las apariciones contadas, todo apunta a que podría ser una de sus últimas fechas en Madrid —si no la última— y, probablemente, de las últimas de su carrera. Escucharle en una sala así significa volver a la esencia: narrativa larga, amplitud de estilos y ese pulso house–techno que marcó generaciones, ahora con el sistema de sonido de BASSMNT trabajando a favor del detalle.
La segunda bala la firma Carl Cox, icono de los grandes escenarios, que aquí recupera la magia del club. Su groove expansivo y su conexión con la pista ganan otra dimensión en un entorno íntimo, sin pantallas que roben el foco. En BASSMNT, además, la cabina está a ras de pista: una oportunidad única para vivir a Garnier y Cox desde muy cerca, leer sus manos, sentir los rides y los faders como parte del mismo cuerpo de baile.
BASSMNT celebra así su IV aniversario fiel a su gramática: proximidad, curaduría y cuidado extremo del espacio. Dos noches que encajan perfecto con su nueva piel técnica y su ambición artística.

